Los niños y adultos cometen en la era digital cada vez más faltas de ortografía
Carmen Labayen. 14 de mayo, 2018.
La
falta de lectura, la escasa innovación de los métodos de aprendizaje
con los dictados o los cuadernos de ortografía como buques insignia,
entre las causas.
Los alumnos de 11 años cometen de media una falta de ortografía por cada
16 palabras que escriben. Así lo reflejan recientes estudios en centros
de enseñanza de la comunidad de Madrid. Un problema al que según los
expertos no prestamos la atención que debiéramos y que se traslada
también a la edad adulta. El resultado es que tenemos cada vez más fallos ortográficos en los
exámenes incluso en los de acceso a la Universidad, según constatan los
profesores. Y que las faltas se cuelan hasta en los currículums que
llegan a las empresas con consecuencias nefastas para los aspirantes a
ese puesto de trabajo. La
escritura es nuestra carta de presentación personal, estudiantil y
laboral y es en la infancia cuando nuestro cerebro es más plástico para
retener la correcta forma de las palabras. La psicóloga infantil Silvia
Alava recomienda “ir siempre de la palabra a la regla y no al revés” y
explica que “donde hay que corregir las faltas no es solo en el papel
sino también en léxico visual, en la zona del cerebro donde guardamos la
imagen visual de las palabras”. Cultivar una buena ortografía, explica, pasa por leer y escribir, primero
de forma manuscrita, porque el niño busque y subsane sus propios
errores, por métodos tradicionales como mirar en el diccionario o con
copias y con otros más modernos que consisten en dibujar y colorear las
palabras para memorizarlas mejor. Y son partidarios de penalizar a los
alumnos en los exámenes por errores ortográficos. A veces nada de
esto funciona y es que, uno de los trastornos del aprendizaje, es la
disortografía. Una persona disortográfica, subraya Alava, debe de darse
cuenta que debe de pasar más tiempo “corrigiendo o viendo que está bien
lo que ha escrito. Y si es importante, como en el caso de un currículum,
debe de buscar ayuda y que alguien lo revise antes de enviarlo”. Entre
los motivos de nuestra cada vez peor ortografía los expertos sitúan
además de la falta de lectura, la escasa innovación de los métodos de
aprendizaje con los dictados o los cuadernos de ortografía como buques
insignia, y las nuevas tecnologías y las formas abreviadas con
las que escribimos en el móvil o la tableta. El primer aprendizaje debe
de ser manuscrito insisten aunque luego también haya aplicaciones
tecnológicas que nos pueden ayudar a mejorar.
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